Mientras los productores y el gobierno realizan un diferente diagnóstico sobre la situación actual de los tambos argentinos, la Provincia llama a licitación pública para privatizar COTAPA, tradicional cooperativa tambera de Paraná fundada hace más de 40 años, estatizada y convertida en sociedad anónima con participación estatal mayoritaria a fines del 2010. El Estado una vez más hizo mal negocio. Se había hecho cargo en 2010 con el argumento de siempre: sostener las fuentes de trabajo y defender los intereses de los productores nucleados en una empresa privada en concurso de acreedores desde del 2006, que no se había podido recuperar del cimbronazo que experimentó la actividad tambera luego de la devaluación de 2001.
La gestión estatal de la Cooperativa sin embargo ha llegado a su fin y el Estado provincial sale a privatizarla acuciado por las deudas y los déficits operativos, con los productores en crisis, sin números fehacientes y luego de transferirle millonarios subsidios. La política de la COTAPA estatal recibió incluso críticas de la Cooperativa Tambera de Gualeguaychú, cuyos directivos le adjudicaron competencia desleal señalando que vendía los productos en las góndolas a precios inferiores a sus costos, al amparo de los subsidios que recibía del Estado.
La situación de los tambos argentinos asimismo difiere según quien realice el diagnóstico. El Estado por un lado asegura que la rentabilidad de las explotaciones ha mejorado. La Unión General de Tamberos por su parte sostiene que la recuperación de la rentabilidad se agotó y que la presión de los costos de producción ha neutralizado las mejoras en los precios. Los productores de la Cuenca Oeste de Buenos Aires por su lado han destacado a partir de junio una mejora en el precio de la leche con relación al maíz y soja, aunque han enfatizado también que los precios cuidados colocan un corset a la industria que impide mejorar los precios a los productores. Para completar las diversas visiones, la Fundación para el Plan Estratégico de Lechería (FUNDEL) ha señalado que, a pesar de la mejora en la relación precios de la leche versus costos de producción, la actividad ha entrado en un escenario complicado que los números no alcanzan a reflejar adecuadamente, destacando aspectos negativos tales como la adversa situación climática en diversas cuencas, el estado deficiente de la red vial con el consecuente aumento en los costos que ello implica y la merma en la facturación derivada de menores ventas y alargamiento en los plazos de pago.
Pero si el diagnóstico sobre los tambos admite más de un enfoque, los grandes números de la lechería muestran unánimemente una situación complicada. La producción nacional del año 2013 se redujo 0,5 % y se mantiene estancada por tercer año consecutivo en torno de los 11.200 millones de litros según el Ministerio de Agricultura de la Nación. La leche ingresada a fábrica para procesamiento por su parte se redujo según datos oficiales 2 % en 2013 y 3,3 % en los primeros seis meses del corriente año, mostrando un agravamiento del problema.
Los datos del Indec sobre la actividad de la industria láctea finalmente confirman la retracción, aunque muestran también que los problemas de producción estaban ya presentes en el año 2012. En efecto, la actividad de la industria lechera ha caído sucesivamente 2,1 % en el año 2012 y 1,9 % en 2013. Pero la retracción se ha acentuado en lo que va del año, registrándose una merma de la actividad industrial lechera de 3,3 % en los primeros cinco meses con relación a igual período del año pasado.
En este contexto de retracción el Estado Provincial intenta privatizar su participación en la Coperativa Tambera de Paraná, luego de una gestión que, a pesar de los millones de pesos en subsidios que destinó, no consiguió en cuatro años mejorar ni la situación de los productores ni el déficit operativo de la empresa.
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