El asado cada vez más lejos del salario y la polenta cada vez más cerca

El poder adquisitivo del salario en términos de kilos de asado ha tenido una estrepitosa caída entre fines del año 2019 y el presente. En Diciembre de 2019 el salario medio de un trabajador registrado compraba 182 kilos y en la actualidad, Marzo de 2021, solo adquiere 138; una caída de casi el 25 % consecuencia de que el salario medio creció un 52 % y el kilo del tradicional alimento de los argentinos subió el 100 % pasando desde $ 288 a $ 589. El poder adquisitivo del salario es de este modo el más bajo de los últimos diez años. Y esto contrasta con la fase expansiva del poder adquisitivo que exhibió el salario entre diciembre de 2015 y diciembre de 2019, aunque en este último mes tuvo un drástico descenso mes con relación al verificado en el mes anterior. Entre diciembre de 2015 y noviembre de 2019 la capacidad de compra del salario medio registrado en término de kilos de asado creció en forma espectacular , casi un 40 %, ya que en aquél mes del año 2015 se adquirían 154 kilos de asado y en noviembre de 2019 unos 212 kilos. Tal evolución es consecuencia de una recuperación del salario del 224 % y el kilo de asado sólo aumentó el 165 %.

El precio de la polenta se ha movido en forma distinta con relación al precio del asado. Hasta mediados de 2019 creció más rápido que el precio del asado y el poder adquisitivo del salario, medido en kilos de polenta, descendió sistemáticamente al paso que aumentaba en términos de kilos de asado. Durante el año 2020  la capacidad de compra del salario de kilos de polenta creció significativamente :a partir de aquella fecha, en cambio, el aumento del precio del asado redujo notablemente su poder adquisitivo en tanto que, medido en kilos de polenta, aumentó significativamente: en enero de 2020 el salario medio compraba 612 kilos de polenta en tanto que en marzo del corriente tal valor aumento a 751 kilos. El asado se ha ido por las nubes, la polenta no tanto, y los asalariados del sector registrado de la economía se habrían visto tal vez, obligados por la circunstancias, a modificar sus hábitos alimentarios: ¿Será que los argentinos están sustituyendo asado por polenta?. La caída del consumo por habitante de carne de los argentinos, que se ubica en los niveles más bajos de la historia, podría ser una evidencia en tal sentido. En efecto, según el Instituto de promoción de la carne vacuna el consumo por habitante y por año en mayo pasado fue de sólo 37,1 kilos, en el mismo mes del año 2018 de 59 kilos y, yendo al 2001, 65,1 kilos

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