El precio promedio del aceite de girasol en su presentación de 1,5 litros en efecto fue en julio de $ 37,90 según los precios relevados por el Indice de Precios de la Ciudad de Buenos Aires (IPCCABA). Un 68 % mayor al registrado en noviembre pasado ($ 22,53). Tal variación es significativamente mayor a la que tuvieron en el mismo lapso los alimentos y bebidas (37,1 %) y el nivel general de precios (32,3 %). La suba fue consecuencia de la eliminación del subsidio que se financiaba con el 1,2 % de las exportaciones argentinas de aceite, pellets, harina y otros derivados de girasol y soja y de biodiesel. Con estos fondos se compensaba a los “..abastecedores de aceite comestible de girasol, soja y sus mezclas, en envases de hasta 5 litros en el mercado interno argentino por la diferencias entre el precio FAS del aceite publicado por la Secretaria de Agricultura y el precio de abastecimiento en el mercado local dispuesto por el Ministerio de Economìa”. La plataforma precios claros mostraba precios entre $ 30 y 33 para el aceite de girasol Legítimo y no exhibía las marcas mas populares ( Cocinero, Natura).
La medida comenzó a gestarse en diciembre impulsada por los sectores exportadores apenas se conoció el resultado de las elecciones aunque fue postergada varias veces como consecuencia de las críticas realizadas desde diversos sectores. Finalmente el gobierno anunció un nuevo acuerdo en julio que previó un aumento para agosto del 6 % en el aceite comestible de girasol. Con este aumento, el precio promedio en agosto rondaría entonces $ 40,17 y acumularía una suba muy elevada del 78 % con relación a noviembre pasado. Pero en este lapso el dólar subió significativamente (el día 17 de diciembre, ya liberado su precio, rondaba $ 17,76, un 40 % mas que los $ 9,83 que cotizaba en el mercado oficial un dia antes), se redujeron las retenciones sobre la soja y se eliminaron aquellas que pesaban sobre los otros productos y subproductos granarios. Teniendo en cuenta que el valor del dólar ronda los $ 14,80, la devaluación rondaría el 50 % con respecto a noviembre último.
Los exportadores han tenido entonces una importante mejora de su rentabilidad derivada de la devaluación, de la eliminación de las retenciones y, también, de la eliminación del 1,2 % del valor de las exportaciones de aceite y otros derivados de girasol, soja y biodiesel destinado a financiar el subsidio al precio del aceite comestible. Claramente los consumidores han pagado la eliminación del subsidio vía aumento de precios. Permanecen dos incógnitas: que proporción de la mejora de los exportadores fue transferida a los productores y chacareros y en qué medida los abastecedores de aceite del mercado interno vieron o no su situación inicial alterada, al no recibir más el subsidio y recibir de los consumidores el precio pleno.
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